La marginalidad sobresale en tiempos de cuarentena. La asistencia social de personas en situación de calle se reforzó desde que comenzó el aislamiento obligatorio. Las ONG frenaron la ayuda voluntaria. Unas 80 personas ya están siendo contenidas en un hotel de Chapadmalal.
Quedate en casa. Un mensaje claro, una consigna, una orden, un decreto, un hashtag, un estilo de vida (ojalá) circunstancial, momentáneo. Mientras algunas personas siguen sin acatar la cuarentena, otros directamente pueden hacerlo; no pueden quedarse en casa, porque no tienen hogar y subsisten en la calle.
¿Existe una red de contención del Estado para las personas en situación de calle? Sí, existe y funciona, al menos parcialmente. ¿Todos aquellos que duermen en plazas, bancos, monumentos o puertas de comercios y oficinas públicas acceden a ser asistidos? No, y ese es también uno de los problemas, aunque la policía endureció su accionar en ese sentido desde que rige el aislamiento obligatorio.
Mientras los trabajadores asalariados cumplen con el aislamiento, los monotributistas ven crecer la preocupación: si no trabajan, no cobran.
Entre las personas en situación de calle, el nivel de marginalidad constituye una realidad aparte. Muchos de los que apelan al rebusque de cuidar coches, limpiar vidrios, vender pañuelitos, pedir monedas o recorrer cafés y restaurantes en busca de comida, desde el viernes, entre las calles vacías, no encuentran el sustento diario: no hay a quién pedirle porque la gente, en su mayoría, no circula.
Están. Se ven. Entre las calles desoladas, ahí están. Ahora sí se ven. En las plazas, en parques y esquinas esperan. Con sus bolsas, sus pocas pertenencias, sus ropas y su indigencia a cuestas en la vía pública, solos, esperan y subsisten, sin una adecuada alimentación ni higiene ni defensas.
La cuarentena frenó también la acción de los voluntarios de ongs y entidades de bien público, que interrumpieron las recorridas y entregas de alimento a quienes viven en situación de marginalidad.
“Por primera vez en 19 años no estamos saliendo a repartir alimentos. Tenemos muchos voluntarios que quieren salir, pero no nos autorizaron. Estamos respetando la cuarentena, preocupados por la situación”, confió Olga Paravizini, histórica referente de La Noche de la Caridad.
Mientras muchos subsisten gracias a la solidaridad de vecinos, para las personas en situación de calle no hay “Quedate en casa” que valga, ni fila para comprar alcohol en gel a $270, ni barbijos, ni mayorista donde abastecerse para llenar la alacena, ni alacena, ni casa, ni cuarentena.
El aislamiento social los condena, desde mucho antes que la sociedad conociera y hablara del coronavirus.
Una protesta inédita
Por primera vez, en Mar del Plata hubo una protesta de personas en situación de calle. Sin banderas, ni carteles.
La manifestación fue inédita. En medio de la cuarentena, un grupo de personas se concentró el sábado frente al Palacio municipal para pedir ayuda, con una fogata para llamar la atención.
Los manifestantes, en su mayoría, se dedican “a cuidar coches o limpiar los vidrios en las esquinas, pero sin exigir nada, sino pidiendo la colaboración de la gente”, señaló Luciano, que suele permanecer en la puerta de la clínica 25 de Mayo, donde permanece internado el primer infectado por el virus en la ciudad.
“No podemos seguir estando en la calle porque la policía nos corre, por eso del virus, y además también es peligroso. Por eso pedimos un lugar dónde dormir”, dijo Luciano a viva voz desde la vereda de la Municipalidad.
A media tarde llegó personal de la Secretaria de Desarrollo Social para trasladar a los manifestantes a “uno de los hoteles de Chapadmalal”.
Chapadmalal
El gobierno de la Provincia de Buenos Aires, junto a la Secretaría de Desarrollo Social del Municipio, habilitó el hotel N°4 del Complejo Chapadmalal para contener a personas en situación de calle, gente que no tiene donde ir, cuidacoches, limpiavidrios y todo aquel en situación de extrema vulnerabilidad social y económica.
De hecho, el grupo de personas en situación de calle que se manifestó el sábado frente a la Municipalidad, fue trasladada por personal policial hasta dicho hotel.
Fuentes de la Secretaría de Desarrollo Social confirmaron que el hotel está funcionando durante las 24 horas para contener, brindar alimento, garantizar la higiene y un lugar donde dormir a unas 80 personas hasta el momento, aunque el número podría crecer en las próximas horas.
En este sentido vale subrayar que si bien, en general, algunas personas en situación de calles no acceden normalmente a ser asistidas, frente a esta situación de emergencia y ante el endurecimiento de la postura del personal policial, están siendo trasladados a los paradores y al hotel, de amplias dimensiones para contener a la gente e incluirlos dentro de la cuarentena para suplir la marginalidad.
De parador a residencia
y un nuevo dispositivo
Desde que el presidente Alberto Fernández anunció la cuarentena obligatoria, el parador que la Secretaría de Desarrollo Social sostiene en el barrio Las Américas se convirtió en una residencia.
Aquellas personas en situación vulnerable que hasta ahora pernoctaban en dicho parador, ahora viven allí las 24 horas: reciben alimento, acceden a camas, duchas y actividades recreativas, con las medidas preventivas sugeridas por las autoridades sanitarias.
En simultáneo, la Secretaría a cargo de Verónica Hourquebié se encuentra acondicionando un nuevo dispositivo para alojar a las personas que se encuentran en el Hogar de Nazareth, para contener a gente en la misma condición durante las 24 horas en un espacio más amplio y así evitar la congestión.
El operativo de contención de personas en situación de calle está a cargo de Leticia González y entre el parador convertido en residencia y este nuevo dispositivo para alojar a la gente de Nazareth, estiman que habrá unas 120 personas.
En estos lugares “la gente está siendo contenida, pasan el día y la noche, viven, no pueden salir; el que sale, no vuelve; el dispositivo está funcionando con un gran esfuerzo del personal municipal”, indicó González a LA CAPITAL.